Muchas veces, cuando entro en una biblioteca, me desanimo al ver las caras de los que allí están estudiando, en su mayoría opositores. Aunque estoy seguro que a los diez minutos mi cara es exactamente igual a la del resto.
Por eso hoy colgamos este simpático vídeo en el que un hombre entra en un metro lleno de personas tristes y decide ponerse a reír.
Todas las veces que he visto este vídeo no he podido por menos de sonreír cuando no me he puesto a reír abiertamente.
Si alguien se atreviese a hacer esto en una biblioteca ¿Cuál sería el resultado?.
¿El mismo que el del vídeo o la gente se molestaría?.
No lo se, pero en cualquier caso, pienso que de vez en cuando es bueno pararnos y ponernos a reír.