Sin duda el cambio más radical que he introducido en mi vida en las últimas fechas ha sido el de madrugar.
Siempre he sido un dormilón empedernido y me ha gustado más que a nadie estar en la cama lo máximo posible y aprovechar hasta el último minuto.
Ahora me doy cuenta que esto es uno de los mayores errores que he cometido en mi vida.
¿Por qué?
Porque te hacen ser una persona mucho menos eficiente, levantarte tarde supone ir a contracorriente el resto del día, sin planificar en absoluto las tareas más importantes que puedes hacer.
Levantarte pronto sin embargo trae muchas ventajas como:
- Empezar el día solo y relajado: De aquí se derivan muchas otras ventajas como que la ducha a esta hora esté siempre disponible o que puedas estudiar un rato muy valioso sin ningún tipo de distracción.
- Enfocar el resto del día: Esto me parece clave, cuando madrugamos tenemos ante nosotros el tiempo necesario para planificar el día y decidir cuales son las tareas clave que tenemos que solucionar.
- Encender antes los motores: Cuando me levantaba tarde mal y nunca me ponía a hacer tareas muy importantes en un estado de gran somnolencia, lo que desembocaba en tardar más de la cuenta y hacer peor algo que era clave en el trabajo, levantarme temprano hace que esté mucho más despierto en el momento que tengo que dar todo de mi.
- Sentimiento de bienestar: Los psicólogos dicen que una de las causas de mayor stress es sentir que no tenemos el control de nuestras vidas. Si usamos las primeras horas del día en hacer la tarea con más significado para ese día el resto de la jornada destilará un magnífico sentimiento de control.
Sinceramente creo que madrugar es un hábito muy aconsejable para los opositores ya que nos brinda un «tiempo extra» tan necesario en nuestras apretadas agendas.