Ayer por la tarde escuché como un amigo mío le dijo a su tío que se iba a presentar a unas oposiciones. Me sorprendió enormemente la respuesta de su tío, porque no fue la típica que dice todo el de «ten mucha suerte«, sino que fué » ánimo chaval«.
Digo que me pareció interesante por un motivo, la suerte, es importante, pero hará falta solo en el momento del examen, lo que verdaderamente hace falta durante la preparación es el ánimo.
¿Porque el ánimo? porque un opositor se tiene que enfrentar a muchos fantasmas en el transcurso de su prologado estudio, como:
- La soledad.
- Una posible precariedad económica.
- Sensación de pérdida de tiempo.
- Compaginarla con las responsabilidades diarias.
Todo esto se va acumulando, generando a veces un estado de ansiedad que además de limitar nuestra capacidad de estudio es una sensación tan desagradable que hace abandonar el objetivo de la oposición a más de un aspirante.
Cuando aparece el estrés hay diferentes mecanismos para reducirlo, ya sean técnicas de respiración, hacer deporte o consultar a un especialista.
Pero en última instancia lo que tenemos que tener en cuenta es que tanto el estrés como la ansiedad son mecanismos naturales del cuerpo, para avisarnos que algo no funciona correctamente, tenemos que aprehender a escuchar a nuestro cuerpo, y cuando nos da estas señales tenemos que parar, recapacitar y preguntarnos si estamos en el camino correcto.
Muchas veces el estrés hace acto de presencia por un motivo, elegimos hacer más cosas de las que podemos, por lo que la mejor técnica de relajación en muchos casos será la de priorizar, siendo realistas y hacer solo aquello que verdaderamente merece la pena hacer.
Por lo que recuerda, ¡Mucho ánimo!
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