Polémica entre las funcionarias de prisiones

carcel

Son muchas las polémicas que han surgido con la Ley de Igualdad de marzo de 2007, y ahora el conflicto ha llegado a las prisiones.

La Ley de Igualdad obliga a la Secretarí­a General de Instituciones Penitenciarias a hacer un cuerpo de funcionarios mixto, es decir que hombres y mujeres, que hasta ahora hací­an las oposiciones para funcionarios de instituciones penitenciarias por separado, ahora deberán prestar sus servicios de forma indistinta en los módulos de hombres y mujeres.

Ya hay algunas prisiones españolas que están aplicando este régimen mixto y las ultimas dos convocatorias de oposiciones a prisiones han sido abiertas para hombres y mujeres, pero la polémica está servida y la idea de que el régimen mixto ya se haya generalizado en el año 2010 no ha gustado a muchas funcionarias.

Las nuevas mujeres que se presentan a las oposiciones ya saben a lo que se tendrán que exponer, pero las que entraron a trabajar en las cárceles hace años pensaban que sólo tendrí­an que trabajar en le módulo de mujeres y algunas afirman que de haber sabido que iba a haber un régimen mixto nunca se hubieran presentado a las oposiciones. Entre los motivos que aluden las funcionarias, además de estar en desvantaja fí­sica en caso de que alguna reyerta, está el miedo de tener que enfrentarse a violadores o maltratadores, situaciones por las que algunas de estas mujeres funcionarias se han tenido que enfrentar.

Por otra parte hay mujeres que se muestran a favor de esta medida porque hasta ahora, al estar diferenciadas las oposiciones entre hombres y mujeres, las convocatorias para mujeres tení­an siempre menos plazas, ya que la proporción de población reclusa femenina es menor que la masculina.

En varias comunidades las funcionarias han decidido sublevarse, entre ellas las de la prisión de Valencia, que es la más grande de España, donde han decidido porner en marcha una plataforma para evitar que sus trabajos se extiendan al módulo de hombres, ya que entienden que su fí­sico no es el apropiado para tratar con varones potencialmente conflictivos y temen que algunos colectivos, como el musulmán o el gitano, no asuman correctamente sus órdenes.

Lo que van a defender desde la futura plataforma es que lo ideal es que las cosas permanezcan como están. Creen que es una cuestión de justicia, pues «nosotras tuvimos más dificultades para sacar la oposición, ya que habí­a menos plazas para mujeres, y ahora nos equiparan con los hombres».

Como decimos la poémica está servida.

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